SEÑOR REGISTRADOR DE LA PROPIEDAD.

A lo largo de este camino lleno de obstáculos que estoy desarrollando en mi vida empresarial, me voy dando cuenta que las «cabezas de cabello blanco» son en la mayoría de los casos más bien simbolo de sabiduría con un alto nivel de usura que una señal de estupidez o baja formación.

A los jóvenes se nos denomina como los grandes cruzados del futuro ya que casi todos tienen un nivel formativo alto, pero a la vez se nos demuestra día a día que la experiencia acompañada de la falta de profesionalidad y valores, son cartas maestras que sabiendolas utilizar es mucho más rentable que el trabajo duro y la sinceridad en nuestras actuaciones.

Esta era mi opinión hasta hace poco meses y la verdad es que se sigue cumpliendo pero curiosamente hay grandes excepciones. Una de ellas es el Registro de la Propiedad de Huercal-Overa, un edificio emblemático, sobrio y con la seriedad suficiente como para ponerte recto y sacar esos grandes modales que algunos en nuestra infancia nos han inculcado con alguna que otra «regañina materna».

La seriedad en el trabajo, la profesionalidad y la cordialidad de dichas instalaciones es algo que queda claro casi antes de cruzar por el «hall», y más tarde se cumple al intercambiar unas pocas palabras con cualquiera de las personas que conforman dicho espacio de trabajo.

El nivel de perfección para el orden y la limpieza que se contemplan desde cualquiera de los espacios a donde la vista del «público» pueda llegar es algo que nos hace pensar en el tipo de persona que es actualmente el Registrador.

Un despacho lleno de titulos, cursos de idiomas, libros, alguna que otra fotografia y un ordenador con una impresora, nos hacen esperar que dicho registrador, probablemente de «cabeza de cabello blanco» además de demostrar su nivel de sabiduría nos de alguna que otra lección de que los jóvenes tenemos mucho que aprender. Y por lo tanto además de no solucionarnos nada nos incitaría a buscar la solución por nosotros mismos.

La realidad es bastante distinta, ya que lo que encontré fue las pulseras hípies, la barba y cabello largo y un nivel de profesionalidad y cordialidad en D. Sergio Saavedra que todavia no he encontrado en mi vida profesional desde hace más de 10 años. La paciencia a la hora de exponer conceptos técnicos y la demostración fundada de todas sus palabras acompañada de un grado de humildad casi inhumano en el trato, despierta una admiración sincera en una de esas personas que siendo joven y sin violar su forma de ser han conseguido triunfar tanto profesionalmente como personalmente a base de dedicación y trabajo duro.

Mi mayor sorpresa fue ver que dentro de tanta seriedad, el más joven era él y además el que más habia respetado su forma de ser. La cordialidad y la profesionalidad de este Registrador es algo que debería de trasladarse a muchas de esas personas de «cabezas de cabello blanco» con un alto grado de carencia respecto a los principios morales y profesionales que deben desarrollar en su vida cotidiana y profesional.

¡Gracias Sergio!

Viernes 6 de Agosto de 2010 a las 15:21

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